Historia

Nuestra historiaSiglos de vida

La documentación conservada en la casa desde siglos atrás nos remite a nombres e historias de vidas que situamos a principios del siglo XVIII. 

Sin deternos más por las ramas de un árbol genealógico que se va abriendo y creciendo como los grandes castaños que resguardan la casa del vento, damos un salto en el tiempo, para llegar ya a comienzos del siglo XX, y tomar como referencia el momento de la construcción de la "palleira" de la que nos da cuenta la inscripción que reza: «HECHA POR SALVADOR GONZALEZ Y SU HIJO ANGEL G. COUTO SIENDO MAESTRO SU SOBRINO ANGEL G. PAZ. AÑO DE 1917».

Cabe considerar que la casa, ya habría conocido en los siglos pasados numerosas ampliaciones, siendo la "palleira" la construcción más moderna del conjunto.

Nuestra historiaUn pasado muy presente

Entra en escena ahora Ánxel González Couto, casado con María Juana Carballeira Silva, natural del lugar de Gandarela, en Labrada. ambos presiden el actual salón-comedor con sus respectivos retratos. A este Ánxel lo conocían en la zona como el 'señor Restrebas' el 'vello Restrebas' o 'Lourán vello',  y se recuerda como un hombre de carácter. De sus hijos el que quedó en la casa fue Antonio González Carballeira, conocido como Antón de Lourán, casado con María Juana Amenedo. Antón tenía en la Paneira su taller, del que aún se conservas los tornos y numerosas curiosidades. También dicen de él qué era un hombre con genio y muy amigo de las fiestas, la abuela María era una mujer tranquila, trabajadora y amable. Estos matrimonios tenía siempre abiertas las puertas de la casa para invitar a alguien a almorzar o a contar un cuento. Con el tiempo, en la casa de Lourán hubo cambios y se emprendieron nuevos proyectos, comenzando por la ampliación de la cabaña ganadera y la especialización del ganado en la producción lechera, la causa de las necesidades que las transformaciones económicas producidas desde los años sesenta habían ido imponiendo. Actualmente, la elaboración del requesón, como especialidad propia, sigue siendo una de las actividades de nuestra granja.

La Casa Lourán abrió sus puertas al público en 2001. Desde entonces, la chimenea de Lourán siguió humeando, pero sobre todo es el calor humano acumulado a lo largo de siglos uno de los aspectos que de alguna manera vienen a conformar la esencia de nuestra Casa, que ahora recibe a cuántos a ella quieran acercarse.